Pereza, mucha pereza es lo que dan los estrenos del último fin de semana. Parece increíble que en plena época de premios, con los Goya fallándose a la vuelta de la esquina, y recién anunciados los candidatos a los Oscar, el nuevo repertorio dé para tan poco, en cantidad y en calidad.
De Hollywood nos llegan dos aspirantes a blockbuster, a tenor de la machacona publicidad en tv: La cura mortal, tercera y, algo es algo, última entrega de la saga El corredor del laberinto (con la primera ya tuve bastante) y El pasajero, cuarta colaboración entre el director catalán afincado en los USA Jaume Collet-Serra y su actor fetiche, Liam Neeson. Aquí repiten la jugada de la segunda de ellas, Non-Stop (Sin escalas) -no tan lograda como la anterior, Sin identidad-, cambiando avión por tren y rodeando a Neeson de grandes secundarios como Sam Neill y un elenco femenino de vértigo: Vera Farmiga, Elizabeth McGovern... y Clara Lago.
De Francia, en cambio, nos llega una comedia, C'est la vie!, de los directores de Intocable y alrededor de la preparación de una boda hoy en día en un palacio del siglo XVIII.
La cinta que busca premios es Call me by your name (así de directos, sin traducir ni na), enésimo relato de despertar romántico, en este caso homosexual, entre un joven interpretado por Timothée Chalamet, nominado al Oscar al mejor actor, y un hombre al que da vida Armie Hammer, El llanero solitario, dirigida por el italiano Luca Guadagnino y con guión que firman él mismo y James Ivory.
Así que al final tengo que quedarme con la vuelta al cine de El señor de los anillos, pero en la mítica versión animada de Ralph Bakshi, aprovechando su 40º aniversario. Aunque sea para rendir homenaje a la que durante muchos años fue la única adaptación cinematográfica de la obra de Tolkien.
Y la próxima semana no esperéis gran cosa. Toca reestrenar premios Goya.
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