domingo, 22 de enero de 2012

Mal vamos, Hollywood, mal vamos


A unas 48 horas de que se den a conocer las nominaciones de los Oscars de este año (otro que, me temo, no pasará a la historia del séptimo arte), vamos con la ganadora del pasado año, que, como ocurriera con su predecesora, 'En tierra hostil', he visto con casi un año de retraso... lo que posiblemente no dice mucho en su favor.

Vaya por delante que 'El discurso del rey' me ha encantado, y por una vez, ha cumplido con todas mis expectativas. Colin Firth se ganó el Oscar sobradamente (por supuesto he visto el film en VOS), con una memorable interpretación en la que no se dejó vencer por la tentación del histrionismo en la que seguramente hubiera caído cualquier intérprete norteamericano. Otro que está formidable es Geoffrey Rush, al que perfectamente podían haber nominado a Mejor Actor y no a Secundario, dado que aparece en pantalla el mismo tiempo que Firth. Rush, también limitando su tendencia al histrionismo (aunque en su caso siempre se hace perdonar), nos recuerda lo gran actor que es, y que es una lástima que siempre le toquen papeles secundarios... aunque él los hace grandes (no hay más que echar un vistazo a la saga 'Piratas del Caribe', donde siempre acaba llevándose el gato al agua).

Por su parte, Helena Bonham Carter nos recuerda que hay vida fuera de Tim Burton, y el espectador acaba echando en falta que no salga más en este film, donde también brillan en sus escasas apariciones dos grandes actores que han ganado popularidad con la saga de Harry Potter (como la Bonham): Michael Gambon, el segundo Dumbledore, como Jorge V, y sobre todo Timothy Spall, más conocido como Colagusano, memorable como Churchill.

La película, en contra de lo que daba a entender su publicidad, no narra cómo Jorge VI se preparó para vencer su tartamudez y dar el discurso anual (ese en el que este año en España todos esperábamos que mencionase a Urdangarín) en una época en que era radiofónico, exclusivamente la voz, y en plena declaración de guerra con Alemania tras los desmanes de Hitler.

Ese es el argumento de la última media hora. Hasta entonces tenemos la historia de dos hombres, de uno que no quiere ser rey pero que es el más indicado para serlo, y de otro que trata de sacar adelante a su familia y ser actor, aunque sea aficionado, aunque su mayor talento es ayudar a otros a mejorar su dicción. La historia de una amistad entre un rey y un hombre de la calle. Una historia que recurre a lo que podríamos denominar la épica de las pequeñas cosas, donde un discurso puede motivar a toda una nación.

El film discurre de una manera perfecta, sin excesos, sin irregularidades, creciendo poco a poco y fiándolo todo a sus intérpretes. Una película que se agradece en estos tiempos de efectos especiales y vacuidad, pero...

...su director, Tom Hooper, cuyo Oscar sí resulta más que discutible, por mucho que también me encantase su anterior trabajo, 'The damned United' (no os perdáis esta divertida comedia, sobre todo si sois fans del fútbol, de Michael Sheen y, otra vez, Timothy Spall), no evita que estemos ante un film que no puede ocultar su condición de... teatral. Porque eso es lo que parece 'El discurso del rey', más una obra de teatro que una película.

Y por tanto, nunca debiera haber ganado el Oscar a la Mejor Película, que debería premiar no solo una buena historia e interpretaciones, sino dirección y espectáculo visual. Por lo mismo que ya dije hace un año que antes le hubiera dado el Oscar a 'Avatar', que quedará en la historia del cine por su revolución digital con las 3D (no como lo que ha venido después), que a 'En tierra hostil', reconozco, por mucho que me haya gustado 'El discurso del rey', que espero más de una película ganadora del Oscar. Mal vamos si los dos últimos films premiados por Hollywood no pasan de películas con calidad, más que correctas, pero no fabulosas, de esas que sí son la MEJOR del año con todas las letras. Claro que si no había nada más...

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