sábado, 31 de enero de 2015

El estreno: Gyllenhaal, sin escrúpulos


Semana bien cargadita de estrenos, cada vez con los Goya y los Oscar más cerca. Será por eso que llega el primer gran estreno español del año, la comedia Las ovejas no pierden el tren, con la que Álvaro Fernández Armero regresa a la gran pantalla tras unos años más centrado en la televisión, incluyendo los dos primeros capítulos de la divertida Algo que celebrar. Raúl Arévalo vuelve aquí al género cómico, acompañado por Inma Cuesta.

Esta película, y el esperadísimo salto a la pantalla grande de la mítica serie de animación japonesa Capitán Harlock de Leiji Matsumoto, ahora en espectacular 3D, son las únicas que rompen con el dominio USA, en un fin de semana con muchas propuestas atractivas. No es el caso de la nueva versión del musical Annie, con Cameron Díaz y Jamie Foxx, o lo último de Michael Mann, Blackhat, con Chris Hemsworth.

Project Almanac se apunta a la creciente moda de films de ciencia ficción, en este caso con poco presupuesto y actores desconocidos para una cinta en la que un grupo de jóvenes descubre cómo viajar en el tiempo... con consecuencias cada vez más aterradoras.

Y por último tenemos dos oscarizables. Para empezar, Alma salvaje, traducción española del original Wild, sobre la historia real de una joven que decidió recorrer sola los mil kilómetros del desierto de Mojave para reencontrarse a sí misma tras una serie de trágicas experiencias. Reese Witherspoon demostró un gran olfato al adquirir los derechos de esta biografía y de Perdida, pero optó por reservarse el papel protagonista de Wild. Al igual que le ha ocurrido a Rosamund Pike con Perdida, ambas son candidatas al Oscar a la mejor actriz, y de paso Laura Dern está también nominada a mejor Actriz Secundaria. Por cierto, nuevo trabajo del director de Dallas Buyers Club, Jean-Marc Vallée, al que a este paso le va a pedir trabajo todo Hollywood.

Pero me quedo con quien finalmente ni siquiera ha sido nominado, Jake Gyllenhaal, que antes de ponerse como un toro para su siguiente trabajo, en el que encarna a un boxeador, adelgazo a lo bestia para protagonizar Nightcrawler (Rondador nocturno), en el que da vida a un periodista de sucesos (o algo así) dispuesto a todo para sacar partido del gusto del público por el morbo. Una denuncia a lo bestia del amarillismo en la que Gyllenhaal parece que hace la interpretación de su vida, y con la que debuta a lo grande en la dirección el guionista Dan Gilroy.

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