Pasaron los Oscar, pero nadie lo diría a tenor de los estrenos de la ya, pasada, semana.
Ahí está, por ejemplo, la sueca Un hombre llamado Ove, nominado al Oscar a mejor película extranjera, sobre un hombre maduro y huraño que redescubre la alegría de vivir.
Mientras, de Francia nos llega Una historia de locos, lo último de Robert Guédiguian, a vueltas con el terrorismo y sus consecuencias.
La primera película de habla hispana de la semana es Rara, coproducción entre Argentina y Chile con la historia de una adolescente y su ¿curiosa? familia.
El otro film en español es El bar, castizo título con lo último de Álex de la Iglesia, que parece cuadrar a la perfección con su filmografía. Un grupo heterogéneo de personas -encarnadas por un reparto en el que caben Blanca Suárez y Mario Casas, Terele Pávez, José Sacristán, Secun de la Rosa o Carmen Machi- queda atrapado en un bar, en lo que parece el inicio de una claustrofóbica cinta de terror. Pero, claro, es De la Iglesia, así que prepárense para cualquier cosa.
Podría haber sido el estreno de la semana, esta cinta que ya llega después de la cosecha de los Goya, como también lo pudo haber sido Redención, nueva exhibición de Jake Gyllenhaal, ahora como un boxeador que toca fondo y trata de rehacer de su vida, muy bien acompañado, por cierto, por Forest Whitaker, Naomie Harris o Rachel McAdams. Y bajo la dirección de Antoine Fuqua, así que uno se pregunta por qué no logró ninguna nominación a los Oscar.
Pero la triunfadora es La cura del bienestar, perfecta traducción de lo último de Gore Verbinski, que olvida su gusto por la comedia y nos trae un cuento de terror de soberbia estética protagonizado por Dane DeHaan, que acude a un balneario a indagar la desaparición del director de su empresa. Verbinski parece haber logrado una delicia visual, aunque habrá que ver si la historia está a la altura. Toca volver a pasar miedo.
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