Y ahora sí, la crítica de ‘Que se mueran los feos’. La verdad, la cosa ya pintaba distinta desde el tráiler. El de ‘Fuera de carta’ sigue dándome ganas de ver la película, pero en este caso más bien me echaba para atrás. Y no iba mal desencaminado, ya que en su segundo film, Nacho G. Velilla renuncia a lo políticamente correcto y en lugar de firmar otra cinta para toda la familia, como ocurría en su debut en la gran pantalla, apuesta por una comedia gamberra de humor más salvaje.
Quizás tampoco hay tanta diferencia entre las dos películas en cuestión, pero, por poner un ejemplo, en ‘Fuera de carta’ habría quedado más fuera de lugar el personaje del retrasado mental, que ya parece un recurso habitual del humor patrio (y si no mirad al cocinero de la recién estrenada ‘El barco’, sin ir más lejos). El caso es que, encarnado por uno de los actores de ‘Muchachada Nui’, este personaje va bastante a su bola y acaba provocando algunos de los momentos más hilarantes de la función.
Aquí ya no hay trama seria que valga y los personajes, en su mayoría, son casi caricaturas, como el ligón machista que interpreta otra estrella televisiva, Hugo Silva, y que sucede a Luis Varela, en este caso con sus chistes de lesbianas. Las tramas secundarias, como la de la lesbiana que busca a quien le engendre un hijo, aportan bien poco, aunque en este caso supone todo un cambio de registro por parte de Ingrid Rubio.
Velilla busca aquí descaradamente la carcajada, y para eso tiene a sus dos estrellas principales, los protagonistas de sus dos series, Javier Cámara (‘Siete Vidas’) y Carmen Machi (‘Aída’), un reclamo que ha vuelto a funcionar de perlas en la taquilla. El primero se luce de nuevo, esta vez con un personaje un tanto antipático, al que le saca lo mejor en los escasos momentos en que muestra la desesperación porque su fealdad le impide formar una familia. Por su parte, Carmen Machi sorprende poco en un papel que recuerda bastante a ‘Aída’.
‘Que se mueran los feos’ resulta, pues, un Velilla pasado por ‘Muchachada Nui’, una película válida para pasar un buen rato riéndose a gusto, sin buscar más, y donde la principal baza acaba siendo el largo elenco de secundarios, entre los que sobresale, cómo no, un Juan Diego que muestra su vena cómica y se pasa todo el metraje leyendo libros sobre la muerte.
La escena: Nunca el celebérrimo ‘Eres tú’ de Mocedades ha sonado igual…
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