domingo, 6 de octubre de 2013

'Arrow': Reinventando a Oliver Queen... y fusilando 'Batman begins'


Una de las escenas más memorables de Carcaj, la saga con la que el cineasta KevinSmith, metido a guionista de cómic, relanzó al personaje de Flecha Verde –y a su encarnación más lograda, la de Oliver Queen- es aquella en la que Batman y Flecha Verde rememoran viejos tiempos y este recuerda su Arrow-cueva, su Arrow-coche o su Arrow-plano y Batman le suelta “¿es que nunca tuviste una idea original?”.

Y es que, al fin y al cabo, Flecha Verde es, en muchos aspectos, el personaje del universo DC más similar a Batman, no en vano ambos son de los pocos héroes sin poderes y no son otra cosa que dos millonarios tratando de acabar con el crimen.

Diríase que al poner en marcha la nueva versión del justiciero de la flecha para la televisión, han tenido presente más que nunca sus puntos en común con Batman… o simplemente han querido tomar como modelo la última versión cinematográfica del hombre murciélago.

Así, en Arrow también tenemos una arrow-cueva y a un personaje más torturado y oscuro que de costumbre. Como en la versión canónica, este Oliver Queen es un playboy millonario que para sobrevivir tras un naufragio en una isla se convierte en una máquina de matar… aunque las coincidencias con el original casi acaban ahí.

De lo que ocurre en la isla nos iremos enterando poco a poco con flashbacks a lo Perdidos, aunque, dado que Queen pasa cinco años en la isla, en la primera temporada no se nos cuenta todo, sino solo, digamos, una primera aventura, en la que de una manera bastante realista –ya hemos dicho que el modelo es el Batman de Nolan- descubriremos cómo el protagonista consigue sus habilidades excepcionales.

El caso es que el padre de Queen, antes de morir como consecuencia del naufragio, le reveló que estaba envuelto en negocios turbios y le dio una lista con todos sus compinches. Así que este nuevo Oliver regresa con una misión, la de acabar con todos los mafiosos que aparecían en la libreta de su padre, y ahí, como se verá en los últimos episodios de la primera temporada, tenemos otro punto en común con el Batman de Nolan: Queen, como Bruce Wayne, cree que una vez concluya su cruzada, una vez tache todos los nombres de la lista, podrá tener una vida normal con el amor de su vida.

Entramos ahí en el apartado propio del culebrón, con el amplio elenco de personajes secundarios que rodean al protagonista, a quien por primera vez le han dado una madre –con nuevo marido negro incluido- y una hermana menor. La primera dará mucho juego, ya que está implicada hasta el fondo en la trama central de la temporada, muy relacionada con las verdaderas causas del naufragio ‘accidental’, y respecto a la segunda, baste decir que su apodo es Speedy.

Quien haya leído el cómic sabrá que este fue el primer nombre de guerra del sidekick de Flecha Verde, es decir, el equivalente al Robin de Batman. Un compañero de aventuras que tuvo sus más y sus menos con las drogas, así que avisados estamos. Por cierto, la identidad real de Speedy en los cómics es Roy Harper, quien aparece en los últimos episodios como interés romántico de la hermana de Queen, y por tanto, no es muy difícil imaginar el futuro que le espera en la segunda temporada.

Siguiendo con el elenco  más cercano al protagonista, no falta su novia de toda la vida (en el cómic, se entiende), a la que también le han cambiado el nombre, como a casi todo. Si la ciudad en la que transcurre la acción ya no es Star City, sino Starling City (¿?), la novia es ahora Laurel Lance, aunque Dinah, el nombre original, se mantiene como segundo nombre que apenas se utiliza. Dinah, digo Laurel, aún no es Canario Negro, otra justiciera –con uno de los uniformes más sugerentes y menos imaginativos del cómic-, aunque habrá que ver qué ocurre en la segunda temporada.

La relación entre ambos será tan complicada como la que mantienen Clark y Lana en Smallville –bueno, tanto tampoco-, ya que, para empezar, Oliver se acostaba con la hermana menor de Laurel... que también falleció en el naufragio. Y aunque Oliver ya no es para nada aquel playboy irresponsable, de cara a la galería, para salvaguardar su identidad secreta, sigue mostrándose como tal, muy en la línea del Bruce Wayne de Nolan, al que recuerda y mucho en los primeros episodios.

Y para complicar más las cosas, Laurel tiene un padre policía que hace responsable a Oliver de la muerte de su hija pequeña. En este caso se han inspirado en Spiderman y el padre policía de Gwen Stacy, que aquí empezará como el principal perseguidor del nuevo justiciero para acabar aliándose con él, sin llegar a la estrecha relación entre Gordon y Batman.

El entorno de Oliver se completa con un amigo de toda la vida, que también se ha vuelto más responsable y ha tenido algún lío con Laurel mientras Oliver estaba en la isla; un fiel escudero de color que ejerce como voz de la conciencia del protagonista, evitando que se extralimite y haciéndole ver sus errores, y la ya clásica informática, tan geek como espectacular.

Ah, y no nos olvidamos del padre del mejor amigo de Oliver, ya que, en una primera temporada en las que las múltiples relaciones paterno-filiales, como ocurría en Smallville, dan para mucho, no es otro que el más malo de todos los malos, encarnado además por John Barrowman, el capitán Jack de Dr. Who, aunque aquí no se divierta tanto.

Con un planteamiento mucho más adulto y ambicioso que Smallville, cierto es que Arrow no desdeña –en absoluto- recursos fáciles para atraer a la audiencia, como exhibir en cada capítulo el potente torso desnudo y lleno de cicatrices de guerra del protagonista mientras, ejem, se ejercita para estar en forma, al tiempo que en esta primera temporada tiene no menos de cuatro relaciones amorosas, con novias a cuál más imponente, a ambos lados de la ley.

Pese a ello, puede decirse que Arrow debería marcar la pauta para las muchas series sobre héroes del cómic que se están preparando –Shield, Constantine, Flash, Gotham…- ya que, aunque podría mejorarse, mantiene un notable nivel. Las escenas de acción están bastante logradas, y ya han aparecido unos cuantos personajes del cómic, convenientemente reinventados para la ocasión: el conde Vértigo (interpretado por Seth Gabel, familiar para los seguidores de Fringe), Deadshot, la Cazadora, y sin movernos de la isla, Shado y un tal Slade Wilson, más conocido en el cómic como Deathstroke, aunque aquí aún no ha explotado como villano.

Como ocurre con toda serie de 23 episodios, donde la mayoría son autoconclusivos al margen de las tramas que se van desarrollando durante toda la temporada, la irregularidad es la nota habitual, y rara ha sido la semana en la que en Antena 3, donde la serie se ha emitido a razón de dos episodios por semana, no hubiese un capítulo más interesante y otro más flojo. A destacar el 14, que transcurre por entero en la isla –y no es precisamente uno de mis favoritos- y el díptico dedicado a la primera aparición de la Cazadora, donde la serie dio un salto de calidad. Eso sí, tal vez se han precipitado al volver a utilizar a determinados villanos en esta misma temporada, repitiéndose un tanto.

Y volviendo a las similitudes con Batman, sin desvelar demasiado, la trama central, el misterioso plan de la misteriosa Iniciativa, está calcado de Batman Begins… solo que aquí se han atrevido a cambiar el final con un inesperado y brutal desenlace que va a marcar una segunda temporada que promete muchas novedades y la aparición de un tal… Flash.


El detalle: En cuanto al actor protagonista, Stephen Amell, bueno, convincente, salvo cuando se pone la peluca para las escenas de la isla... Atractivo, de mandíbula cuadrada y sin demasiadas dotes interpretativas, pero la verdad es que, físicamente, recuerda mucho a la imagen clásica del personaje. Otra cosa es que este Oliver Queen tenga poco que ver con el original, aunque resulta bastante apañado y recupera el uniforme de su época más gloriosa.

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