Big Jim: ¿Crees que
quiero engañarte?
Barbie: Hombre, Big
Jim, te dedicas a vender coches de segunda mano…
Barbie: Esta ciudad no
sabe qué eres en realidad, pero yo sí.
Big Jim: ¿Qué? ¿Un
criminal?
Barbie: Peor, un
político.
No hay más que ver las
líneas de diálogo anteriores para darse cuenta de lo mejor de La Cúpula
(prefiero el título original: Under the dome = Bajo la cúpula), aunque ignoro
si el mérito es del guionista o de Stephen King, autor del libro en el que se
basa la serie.
Eso sí, ‘huelen’
bastante a King, a su perfecto conocimiento de la psicología humana y a su
habilidad para crear personajes, aunque algunos de los que hemos visto en
Chester's Mill (el molino de Chester) ya son habituales en las obras del autor,
como el sacerdote chalado. Y sí, el pueblo en cuestión está en Maine, como ocurre en todas las obras de King.
El escritor
norteameriano tomó buena nota de una de las imágenes más impactantes de la
película de Los Simpson, en la que Springfield quedaba cubierta por una cúpula
impenetrable y se puso manos a la obra, es decir, a narrar qué ocurriría en una
aparentemente idílica pequeña población de los Estados Unidos si ocurriera tal
cosa.
No se puede decir, al
menos en la versión televisiva, puesto que desconozco el grado de fidelidad que
pueda tener al libro, que se profundice demasiado en plan, digamos, realista.
Esto no es The walking dead o Jericho, propuestas bastante similares a la que
nos ocupa aunque pueda no parecerlo a primera vista, así que tras la sorpresa
inicial se tira un poco de manual, de manera que en un episodio nos quedamos
sin agua –única ocasión en la que ha habido desórdenes callejeros de verdad-,
en otro hay una epidemia… pequeñas crisis que ponen a prueba a los
vecinos, para que al final se reinstaure la paz social.
No es de extrañar,
pues, que el capítulo más logrado en el arranque de la primera temporada sea
aquel en el que el ejército decide bombardear la cúpula con misiles, aún a costa
de cargarse a toda la población. Esta situación sirve para que veamos cómo
afronta cada personaje, cada vecino –aunque en realidad el reparto, extenso, no
acaba de serlo lo suficiente, e imagino que en el libro sí daba para más- su
inminente muerte… aunque la sangre no llega al río.
El previsible in
crescendo de los últimos capítulos viene marcado por el personaje estrella, sin
duda alguna, de la serie, Big Jim, gran creación de Dean Norris, quien tras cerrar la
mítica Breaking bad se ha encontrado con un nuevo chollo de personaje:
concejal, pero de pueblo pequeño, de los que conocen a todos los vecinos y
siempre queda bien con todos. Imagen pública impecable… pero con muchos
secretos que ocultar, por no hablar de un hijo que está como una regadera,
aunque a la postre parece más decente que su padre.
La otra gran
característica de Big Jim es su capacidad única de supervivencia, para salir
bien librado de todo, cueste lo que cueste… aunque me temo que a los guionistas
se les ha ido la mano, y mientras el personaje de Júnior es tal vez el más
logrado, lleno de aristas y creíble en sus decisiones, la facilidad de
gatillo de Big Jim en los últimos episodios hace prever que en unos pocos más
se cargue a todo el vecindario.
Así que en la segunda
temporada deberán ganar protagonismo vecinos que ahora mismo son anónimos, a
tenor de la drástica reducción del reparto inicial de la serie, y es que palmarla, la ha palmado pero que mucha gente, empezando por
el sheriff encarnado por Jeff Fahey, de lo mejorcito del arranque, pero que no pasó del
primer episodio.
Y hablando de sheriffs,
otro borrón para los guionistas es la deriva de la agente de policía Linda, que ha
ido perdiendo toda sensatez hasta aceptar cada palabra de Big Jim sin
cuestionársela en absoluto, y eso que ya se ha descubierto toda la trama del
propano.
Tampoco apunta
demasiado bien el origen de la cúpula, de momento abiertamente extraterrestre,
o ese final que recuerda a los de algunas temporadas de Perdidos. Aquí, por
suerte, hay un original que seguir… o no.
De lo que no cabe duda
es de que King, a tenor de las audiencias en los USA, batiendo récords en
temporada veraniega, y aquí, convirtiéndose en lo más visto de Antena 3 semana
tras semana –aunque sin derrotar a Isabel-, ha vuelto a enganchar a los
espectadores, y que La cúpula ha sabido mantener la tensión, aunque no tengo
tan claro que lo consiga en la segunda temporada.
El detalle: Si Dean Norris ha
cambiado Breaking bad por La cúpula, Natalie Zea parece haber hecho un
paréntesis tras la primera temporada de The following para mostrarnos que ella
también puede ser mala... y desde luego se nota que ha disfrutado con ello. Claro que a tenor de cómo le va a sus personajes en
ambas series, igual tiene que ir buscándose otro título.
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