miércoles, 15 de junio de 2011

Cuando Tyrone Power buscó el sentido de la vida

Nuevo capítulo en la serie de posts dedicados a la filmografía de Gene Tierney. ‘El filo de la navaja’ (1946) fue una de esas megaproducciones destinadas a arrasar en los Oscar, tratando de unir taquilla y crítica. Para ello el productor estrella del momento, Darryl F. Zanuck eligió un best-seller serio de William Somerset Maugham, tal vez su obra que más ha perdurado (y en la que él mismo aparece como personaje), con un tema bastante de actualidad. Si otro de los grandes films del año fue ‘Los mejores años de nuestra vida’, que sí arrasó en los Oscar con su historia sobre el regreso de los soldados tras la Segunda Guerra Mundial, aquí tenemos la historia de un joven, Larry, que lo tiene todo, dinero y una mujer que le ama, pero lo deja todo para tratar de hallar un sentido a la vida tras su participación en la Primera Guerra Mundial.

Mientras Estados Unidos vive los felices 20 y luego la Gran Depresión del 29, Larry se busca a sí mismo en el París más bohemio y en la India. Había material para una gran película, pero esta adaptación no alcanza el máximo de sus posibilidades, en parte debido a su director, Edmund Goulding, quien bien es cierto que 14 años atrás había firmado un auténtico peliculón, ‘Grand Hotel’ (1932), pero en el que, como ocurre aquí, lo que brillaba era el formidable elenco de estrellas.

Porque si algo reunió Zanuck fue a los mayores astros del momento, empezando por Tyrone Power, galán que buscaba sin duda un papel con el que ganar crédito como actor dramático. Y aunque Larry era ese personaje, Power actúa más con corrección que con auténtica brillantez, aunque estemos hablando de una de sus mejores interpretaciones. También es cierto que el resto del reparto sí se luce a base de bien, dejando al protagonista como el más ‘soso’ de la función.



Para empezar tenemos a una jovencísima Anne Baxter, que cuatro años antes de ‘Eva al desnudo’ se llevó su único Oscar a la Mejor Actriz Secundaria por una completísima interpretación, en la que empieza asumiendo el papel de una jovencita inocente y enamorada que luego vivirá un infierno personal. El otro gran secundario es Clifton Webb, que apenas dos años después de ‘Laura’ coincide de nuevo con Gene Tierney, esta vez como su tío, pero en un papel que guarda bastantes similitudes con el aquel film y que le sirve para robar todas las escenas en las que aparece. Incluso llega a superar su actuación en ‘Laura’ gracias a la parte final en la que su personaje envejece.

Y por último, la Tierney, que también se reencuentra con Tyrone Power, cuatro años después de ‘El hijo de la furia’, en la que este ya era una estrella y ella una jovencita aspirante a actriz. Después de ‘Laura’ y la nominación al Oscar a Mejor Actriz por ‘Que el cielo la juzgue’, Gene Tierney estaba en la cumbre, lo que explica su elección para este personaje, en el que luce bellísima como nunca y vuelve a mostrar su vena ‘malvada’, al igual que en su anterior film. Su personaje rivaliza en minutaje con el propio protagonista y también muestra muchas caras, en las que la actriz deja patente su versatilidad. Un personaje, en este caso, al que se hace difícil condenar por completo, ya que en última instancia todo lo hace por amor… aunque un amor entendido desde el egoísmo de niña consentida.

Quien busque en ‘El filo de la navaja’ respuestas al sentido de la vida, seguramente no las encontrará, pero sí un melodrama en toda regla con interpretaciones inolvidables.


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