jueves, 27 de octubre de 2011

'Contagio': impecable documental sobre epidemias

Soderbergh une en ‘Contagio’ a los dos cineastas que tiene dentro, al experimental y al comercial. Y aunque parezca lo contrario, es el experimental el que domina, porque su última cinta es mucho más un documental que una película.

El cineasta norteamericano ha colado al gran público un documental sobre el tratamiento de epidemias provocadas por virus, en el que aborda todos los puntos de vista, como si fuera una superproducción de Hollywood. ‘Contagio’, con su impecable y frenético montaje, su implacable banda sonora y su reparto de lujo, muestra cómo reaccionaría el mundo ante una epidemia de proporciones devastadoras, desde el primer contagio hasta… No desvelaremos el final, aunque eso sí, en contra de lo que he leído por ahí en alguna crítica, sí se aclara, totalmente, el origen de la epidemia.

Tal como pensaba, esto no es ‘Traffic’, ante todo por la duración de ‘Contagio’, que no llega a las dos horas, y porque, como he dicho, se trata de un documental, en el que los personajes apenas están dibujados. Personajes que, como el de Matt Damon, reflejan lo que supone la epidemia más allá de las cifras: cómo afronta alguien la pérdida de un ser querido. Personajes que, como el de Lawrence Fishburne (en plena forma), afrontan el dilema de dar a conocer la epidemia a un ser querido, aún a riesgo de que se extienda el pánico. Personajes que, no vamos a citar nombres, desaparecen del metraje mucho antes de lo que pensábamos… porque nadie sabe si va a escapar del virus.

Realista hasta decir basta, Soderbergh muestra además una visión despiadada de internet como fuente de información (poco o nada contrastada) y de los blogueros que se erigen en ‘portavoces de la verdad’, cuando en muchos casos solo sirven a su interés... y al de quien les paga.

El director se luce especialmente a la hora de mostrar cómo el pánico al virus desata el caos en las calles y se convierte en una barrera para las relaciones sociales. Ni siquiera se puede dar la mano, el saludo universal, por temor al contagio. Ahí es donde mejor funciona Soderbergh, acercándose al efecto que logró Spielberg con ‘Tiburón’: ‘Contagio’ crea desasosiego en el espectador, porque cae en la cuenta de que cualquier roce, cualquier contacto, puede contagiarnos… cualquier cosa. Ya lo avisa el cartel: ‘Nada se expande como el miedo’.

En cambio, donde falla Soderbergh, por desgracia, es en el desenlace, debido a su contenido, muy poco verosímil. Ah, pero esto era una superproducción de Hollywood… y ese es el único momento en el que se nota.

El detalle cinéfilo: La veteranía es un grado, y siempre que aparece cualquier vaca sagrada acaba robando la función. Las oscarizadas y los galanes cumplen, pero es Elliott Gould quien llena de humanidad su pequeño papel.


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