domingo, 2 de octubre de 2011

Russian Red destapa su lado ye-ye


Lourdes Hernández supera el reto del segundo disco, ese que suele marcar la consolidación o el olvido, fiel a la propuesta musical de su primer trabajo, 'I love your glasses', pero escapando de la alargada sombra de Marlango y casi dejando atrás ese falsete demasiado omnipresente en su debut. Quién iba a decir que el referente sonoro de 'Fuerteventura' sería Conchita Velasco...

...y es que, sobre todo en el arranque del disco, Russian Red se desmarca de los temas íntimos y melancólicos a los que nos tenía acostumbrados y se muestra más juguetona y resplandeciente, facturando temas pop de gran frescura, que no hubieran desentonado en absoluto en aquellas películas de los 60 que tanto han repuesto en 'Cine de barrio'. Es el caso, principalmente, de 'The sun, the trees' (esos coros...) y 'Fuerteventura', pero también de 'I hate you but I love you'.

Tras ese arranque de desbordante optimismo vuelve la Russian Red más delicada con sus baladas a prueba de bomba, aunque la paleta sonora continúa devolviéndonos varias décadas atrás, en este caso a los 70. Así ocurre en ese magnífico medio tiempo con el que se abre el disco, 'Everyday everynight', y luego en temas como 'Braver soldier', 'The memory is cruel', 'Nick Drake' o 'A hat'. En el primero y el último de ellos, especialmente, recuerda a Karen Carpenter y aquellas baladas impecables que facturó con su hermano.

Pero el tercer y último referente es más curioso y más cercano, la Julee Cruise que nos hechizó con la banda sonora de 'Twin Peaks', y de la que hallamos un poderoso eco en 'My love es gone' y 'Tarantino', sin duda el gran tema del disco (y eso que no es precisamente mi director de cine favorito, más bien el mayor caso de talento desperdiciado del Hollywood actual...).



'Fuerteventura' muestra, pues, más y variadas caras de Lourdes Hernández, en un trabajo más versátil y maduro que su debut, más redondo, aunque posiblemente menos conmovedor. Respecto a lo que puede deparar el futuro, tal vez haya una pista en el cierre del álbum, 'Mi canción 7', uno de los más impactantes, donde la voz de Russian Red, con una dureza poco habitual, navega sobre una potente percusión, a la que luego se añaden la guitarra eléctrica y el teclado para conformar un sobrecogedor fondo sonoro que se apodera del oyente.

PD: Si en 'I love your glasses' Russian Red incluyó una versión del 'Girls just wanna have fun' de Cindy Lauper, aquí hubiera quedado perfecta la 'Chica ye-ye'.

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