miércoles, 5 de octubre de 2011

Peter Gabriel nos duerme con sus versiones


A menudo una fina línea separa lo sublime de lo instrascendente. Y por desgracia para Peter Gabriel, que desde luego ha conocido tiempos mejores, su último trabajo abunda más en lo segundo que en lo primero. La apuesta de ‘Scratch muy back’ es de esas que sugieren un agotamiento de ideas: vamos a versionear mis temas preferidos. Claro que Gabriel, como tantos otros mitos, puede permitírselo, para eso está su fabulosa trayectoria en Genesis y en solitario.

La otra apuesta, contar con una orquesta para que las nuevas versiones sean sinfónicas, y además conferirles un nuevo estilo uniforme a todas ellas. Y no parece que el disco empiece con mal pie. Todo lo contrario. La primera pieza elegida es el ‘Heroes’ de Bowie, y aunque confieso que no conozco el original, imagino que debe ser fantástico a tenor de la conmovedora versión que se saca Gabriel, sin duda lo mejor de ‘Scratch my back’.

No es el único acierto. También logra darle un aire muy particular a otro soberbio tema mucho más moderno, el ‘My body is a cage’ de Arcade Fire, aquí aún más sombrío e intimista, realmente desolador, en una versión que sirvió para darle un magnífico fondo sonoro a la mejor/peor secuencia de la séptima temporada de ‘House’ (spoiler: cuando un aparente intento de suicidio se torna en… balconing).

Y en medio del tono monocorde y suave del disco, sobresalen ‘Mirrorball’ y sobre todo ‘Listening in the wind’ de Talking Heads, con Gabriel más intenso y llegando de verdad al oyente.


El resto, empezando por ‘The boy in the bubble’ o ‘The book of love’, son temas calcados en los que Gabriel y su orquestación logran aburrir a las ovejas, canciones que no acaban de despegar y que se pierden en una monotonía que las desproviste de carácter. Si acaso podemos salvar ‘The power of the heart’, en la que el cantante parece esforzarse más por conmover.

Lo más curioso, que en algunas canciones Gabriel recuerda mucho al peor Phil Collins, el de las baladas perfectas pero carentes de emoción, el que muestra su faceta más conformista y de ‘piloto automático’, tan criticado precisamente por Gabriel, que reivindicaba mayor audacia y riesgo musical. Algo que apenas encontramos en este trabajo.

Eso sí, al menos se agradece que haya elegido ‘Philadelphia’ de Neil Young, y no la canción de la banda sonora de la película del mismo título que le valió el Oscar a Bruce Springsteen, infinitamente inferior a la de Young. Canción que, por cierto, Gabriel versionea aceptablemente, sin cambiar apenas nada del original. Y es que si una canción es perfecta, mejor no tocarla.

PD: Creo que la idea de Gabriel era que 'Scratch my back' sirviera para una gira de conciertos con orquesta. A diferencia de la última gira de Arcade Fire, igual sería buena idea acudir con un almohadón. O tal vez en directo cambia la cosa...


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