miércoles, 16 de enero de 2013

No es la película, es el actor



La semana pasada pude ver por la tele un par de esas películas (en un caso por primera vez y en el otro por segunda) que no serían lo mismo sin su actor protagonista: Training day (2001) y The blind side (2009), protagonizadas respectivamente por Denzel Washington y Sandra Bullock, que se llevaron un Oscar a casita por sus interpretaciones.

La primera de ellas, la más ‘antigua’ y la que tuve la oportunidad de revisar, aún siendo de lo mejorcito de su director, Antoine Fuqua, que ha mostrado talento y oficio en cintas como esta o El rey Arturo, no deja de ser un thriller más o menos efectivo, más o menos tramposo en ciertos giros argumentales y su resolución final, con una acertada estructura en torno al primer día de un policía, interpretado por Ethan Hawke, en el departamento antidrogas.

Lo que convierte el film en todo un hallazgo es el personaje del compañero de Hawke, el veterano que va a enseñarle cómo sobrevivir en la calle, un policía curtido en mil batallas y corrompido hasta la médula. Ojo a la frase publicitaria, que aparece en la parte inferior del cartel: Lo único más peligroso que cruzar la línea es el policía que la cruzó.

Al igual que ocurre con la interpretación de la Bullock en The blind side, tal vez nunca sepamos hasta donde el Oscar es mérito del guión o del actor. Washington se luce como pocas veces mostrando las mil y una caras de un personaje que asquea tanto al público como a ratos se identifica con él, cuando deja traslucir que un día fue tan limpio como su nuevo compañero, pero tuvo que ir transigiendo para hacer su trabajo, hasta que perdió por completo las nociones del bien y el mal.

Que el guión juegue hasta el último momento a despistar, mientras el espectador trata de descubrir cual es la impostura en el personaje de Washington, si es bueno o malo, cuando en realidad es las dos cosas, aquí no hay blanco ni negro, sino mucho gris, es lo de menos. Lo que importa es disfrutar con el recital de un actor que aquí da lo mejor de sí mismo, aunque por una vez haga de malo.


¿Quién iba a decir que Sandra Bullock acabaría recibiendo un Oscar a la mejor actriz? ¿Fue justo? De lo que no hay duda es de la nefasta traducción del título original, The blind side, por el anodino (es poco) Un sueño posible. El título original, tanto del film como del libro en que se basa, queda explicado en el arranque de la cinta, cuando la Bullock nos cuenta cómo en un partido real de rugby americano, un defensor bloqueó al quarterback, el jugador más importante del equipo, saltando sobre él desde su lado ciego (the blind side), provocándole una grave lesión. A partir de ese momento se creó un tipo de jugador cuya misión es vigilar el lado ciego del quarterback, convirtiéndose en el segundo jugador más importante. Como dice la Bullock, ese día no solo cambió la historia del rugby, sino también la de su personaje.

Un personaje que es el alma de una película que apenas supera el nivel de cualquier telefilm de sobremesa, con una familia modelo del sur norteamericano que adopta, con todas las de la ley, a un crecidito y musculoso afroamericano que acabará convirtiéndose en estrella del rugby. Por supuesto, todo basado en hechos reales.

Pero ahí está la Bullock para apropiarse de un personaje bombón, de esos que el espectador no olvida. Una animadora casada con el mejor jugador de baloncesto de su pueblo, ya superados los 40, con una hija animadora (la hija de Phil Collins, Lily, a quien precisamente le llaman en este film Collins), y un chaval, S. J. (Sean Junior), que con sus disparatadas salidas es la otra estrella del film.

Con magníficas frases cargadas de ironía como Hay que ver, tenemos un hijo negro y una profesora particular demócrata o Soy de la Asociación del Rifle y siempre voy armada (no olvidemos que esto es Memphis), Sandra Bullock se adueña de la pantalla como nunca, no solo en los momentos más, digamos, sensibleros, donde da la talla como pocas veces, sino en cada línea de diálogo.

Que en aquella edición de los Oscar los papeles buenos para mujeres brillasen por su ausencia y la Bullock no tuviese demasiada competencia, no quita para que su actuación (tal vez no de Oscar, lo mismo que su carrera) sea excelente, y, por una vez, inalcanzable para actrices fuera de serie como KateWinslet, que me temo no serviría para este papel, entre otros motivos por su edad. En cambio, imagino que Amy Adams, dentro de unos años, lo hubiera hecho igual de bien, y por supuesto, no es que Julia Roberts pudiera igualar a la Bullock: ya interpretó ese papel, aunque bajo el nombre de Erin Brockovich (salvando las, no tantas, distancias).

Y es que a veces, una película mediocre se salva por una interpretación fuera de serie. Sí, supongo que el guión era formidable, pero una actuación lamentable puede cargarse el mejor guión (o no?).



El detalle: Y siguiendo a vueltas con la traducción, en el tráiler de arriba podéis ver cómo, en el original, uno de los mejores diálogos de The blind side va así:

Sandra Bullock (a su marido): Tienes razón.

Marido: ¿Tienes razón? ¿A qué supieron esas palabras saliendo de tu boca?

Sandra Bullock: A vinagre.

Bueno, ahí va la traducción en la versión doblada, manteniendo el sentido a la perfección:

Marido: ¿Tienes razón? ¿Cómo han salido esas palabras de tu boca?

Sandra Bullock: Con esfuerzo.

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