lunes, 25 de noviembre de 2013

Estrategia + corazón = 'El juego de Ender', una eficaz ilustración


Me cuento entre los fans acérrimos de El juego de Ender (y su extraordinaria secuela, La voz de los muertos), así que no las tenía todas conmigo al enfrentarme a su esperada versión cinematográfica. Digo lo de esperada porque el libro original se publicó en 1977 y su autor, Orson Scott Card, ha exprimido al máximo el filón con múltiples entregas más.  

¿Está la película a la altura del original? Evidentemente no, lo que no significa en absoluto que sea una mala película. Para empezar, difícilmente puede estar ninguna adaptación a la altura de un libro en el que su autor expone de una manera tan completa y realista la mente de Ender (y muchos personajes más), que lo ha convertido en uno de mis mejores amigos y una de las personas que más respeto, a pesar de ser un ¿personaje? literario.

Esa es la parte más complicada en el reto de convertir la saga de Ender en imágenes, así que Gavin Hood, guionista y director, opta por lo más sencillo: centrarse en el entrenamiento de Ender, la sucesión de batallas, que son la parte que ofrece más posibilidades visuales… y comerciales. No extraña, pues, que obvie toda la trama política, una de las más interesantes del libro (más detalles en los spoilers), eliminando así casi por completo el personaje del hermano mayor de Ender, Peter, y reduciendo a su hermana, Valentine, a un osito de peluche al que abrazar. En buena medida, es como si se hubieran limitado a adaptar el relato corto que Scott Card desarrolló más tarde hasta convertirlo en la novela El juego de Ender

También se dejan muchas cosas por explicar, de manera que el espectador se quedará sin saber el significado de palabras como ansible, hegemón o tercero. Y, como era de esperar, la acción que en el libro abarca años se concentra en la pantalla en unos pocos meses, sin que veamos crecer a Ender. Todo ocurre a velocidad de vértigo, como en la escena inicial en el colegio o la esquemática presentación de los hermanos del protagonista, por lo que es imposible profundizar en los personajes, sus motivaciones y sentimientos, como hace el autor en el libro. Un claro ejemplo de ello es el juego ‘La bebida del gigante’, al que en el original Ender se enfrenta una y otra vez hasta resolverlo, mientras que en la película apenas juega un par de partidas.

Pese a ello la película de Hood mantiene la mayor parte de la trama que narra Scott Card y resulta más valiente que lo que hemos visto hasta ahora de Los juegos del hambre, empezando por la paliza que le da Ender a su compañero de clase en la primera escena… aunque luego se nos oculte cierta información. Tampoco se eluden varias claves del libro, como el tormento interior de Ender, que solo desea la paz mientras todos se empeñan en convertirle en el mejor soldado de la historia, la discusión sobre si debe prevalecer la guerra preventiva o intentar un diálogo con aquel a quien llamamos enemigo solo porque no entendemos su manera de comportarse, o ya puestos, el dilema moral que supone convertir a niños en guerreros.

Hood logra cierto equilibrio entre la parte dramática del film y la acción, que, eso sí, es donde pone toda la carne en el asador, logrando algo no exento de dificultad como es hacer que el espectador siga con facilidad las batallas, que siempre me parecieron lo más abstracto del libro. Y lo hace con tal eficacia que podemos estar ante la mejor película de batallas de la historia, donde el director resulta un maestro a la hora de plasmar estrategias.

La otra gran baza del film es su actor protagonista, Asa Butterfield, capaz de insuflar a su papel todo el corazón del Ender literario y evitar que naufrague la parte más complicada del film, la de los conflictos y dilemas morales que afrontan los personajes. Desde luego no me quejaré si le dan el Oscar al mejor actor, porque él sí está a la altura de uno de los mejores personajes que ha dado la literatura. Tal cual.

El resto del reparto cumple con lo que toca, excepto un Harrison Ford cuya mejor época ya pasó, y que nos recuerda por qué solo lo nominaron al Oscar por Único testigo. Es el único al que no te crees en ningún momento, y teniendo en cuenta que su papel es mucho más determinante que en el libro, resulta un grave inconveniente.

Todo ello me sirve para recomendar la película principalmente a quien siempre haya querido ver las batallas de Ender en pantalla grande y a quien no haya leído el libro, invitándole luego a sumergirse en la obra de Scott Card para profundizar en la lectura superficial, pero más que eficaz, que ha realizado Hood.

Posdata: Que nadie espere secuelas. Los que hemos leído el segundo libro de la saga, ya sabemos por qué.




SPOILERS

La trama política y el paso del tiempo, ambas ausentes en el film, dan lugar en el libro a que Peter, el hermano mayor de Ender, se convierta en el dirigente del gobierno mundial mientras Ender pasa de héroe a ser considerado el mayor genocida de todos los tiempos, una carga con la que tendrá que vivir.

El libro también apunta cómo, una vez eliminado el enemigo común de la humanidad, las rencillas entre países vuelven a aparecer, etc., etc.


1 comentario:

  1. Toda la razon a la película le falta algo para alcanzar al libro pero aún así creo es un muy buen trabajo.

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