miércoles, 25 de julio de 2012

El último regalo de Michael Jackson, el fin del sueño



Tristeza y asombro. Esas son las sensaciones que provoca el visionado de This is it (2009), el film póstumo de Michael Jackson.

Tristeza. ¿Habéis deseado algo alguna vez con mucha fuerza? ¿Habéis trabajado al máximo, durante meses o años para lograrlo? ¿Y habéis visto cómo en el último momento todo se iba al traste? El ejemplo más reciente es el de Rafa Nadal, que no podrá participar en los Juegos Olímpicos de Londres ni ser el abanderado español por una lesión de última hora.

Imaginad ahora que lo que siempre habéis deseado es bailar o tocar música junto al artista vivo más grande de todos los tiempos, Michael Jackson. Que os han elegido para actuar con él en su nueva gira, 50 conciertos. Que llevais meses ensayando con Michael, dando forma al proyecto. Y que nada de eso va a ser realidad, que nadie os verá bailando a su lado, porque Michael muere antes del inicio de la gira.

Tristeza, porque en lugar de poder asistir a la nueva gira del mayor artista de la historia tenemos que conformarnos con el making of del concierto. Era la única manera de que todo el trabajo y esfuerzo de músicos, cantantes, bailarines, directores, etc., derrochado para que la gira This is it fuera una realidad llegase al público, aún en su versión más primaria. Era, también, supongo, la única manera de recuperar el dinero invertido en el show.

Y ahí, mención especial para lo que habían preparado en las canciones que propiciaron los dos mejores videoclips del cantante: Smooth Criminal  y Thriller, of course. El primero, con un montaje en blanco y negro que quita el aliento, con Michael compartiendo plano con la Rita Hayworth de Gilda, el mismísimo Humphrey Bogart y hasta Edward G. Robinson. Y el segundo, con un minifilm zombie en 3D apabullante y una araña gigante en el escenario… de la que sale el propio Michael ya zombificado.



Atención también a las imágenes rodadas para Earth Song, dignas de Planeta Tierra; al numerito que se montan mientras suena The way you make me feel, o al momento Jackson Five, tan espectacular como emotivo. Beat it sigue sin haber perdido un ápice de fuerza, y Billie Jean es, simplemente, Michael en estado puro.

Asombro. Porque pese a la pinta de adefesio que tenía Michael Jackson en los últimos tiempos (en realidad desde Bad, aunque entonces no parecía importarle a nadie), delgado como un palillo, con una figura desmadejada que parecía a punto de derrumbarse en cualquier momento, cuando pisaba el escenario (y hablamos de ensayos), se transfiguraba como en sus mejores momentos, de los que no parecía haber  pasado un día.

This is it nos recuerda que, hasta el día de su muerte, Michael seguía tocado por algo divino: su voz continuaba siendo la de un ángel (ahí está I just can’t stop loving you para recordárnoslo) y cuando bailaba se movía como el mismísimo diablo. Al margen de lo polémica que pudiera ser su vida personal, en lo suyo, seguía siendo el mejor, el número uno absoluto. Y en cuanto a lo otro, si uno se fija en el film, da la impresión de que mentalmente seguía siendo el niño que nunca le dejaron ser.

So long, Michael.

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