Todo
tiene un final, y la tercera ha sido la última temporada de Los Protegidos,
serie que durante sus dos primeras entregas fue de lo mejorcito de la
producción nacional, logrando mantener, pese a sus defectos, comunes a la
mayoría de series patrias, un nivel más que aceptable. Pero todo se ha ido al
traste con la temporada final.
A
diferencia de la primera entrega, que acabó con un ‘continuará’ de lo más
emocionante, la segunda temporada tuvo un final bastante cerrado, con un
capítulo doble de lo más emotivo en el que se resolvieron todas las tramas
abiertas… y cuya escena inicial parecía mostrarnos por dónde iban a ir los
tiros en la tercera temporada.
Nada
más lejos de la realidad, e ignoro el motivo del cambio de rumbo de la serie,
lo que se mostraba en aquella escena se aborda en el primer capítulo de la
nueva entrega, donde los protagonistas vencen definitivamente a su némesis… y
tanto Jimena como su hija abandonan la serie, con una justificación más que
cogida por los pelos.
Lo
que acabo de relatar podría ser spoiler, pero es que la primera clave de esta
temporada es precisamente la sustitución de Jimena como protagonista femenina
por una más que voluntariosa Marta Torné, que no acaba de hacer olvidar a su
predecesora. La Torné llega además rodeada de misterio, e incluso al principio
se intenta hacer creer al espectador que es la nueva mala de la función. Esto apenas
dura, y pronto este personaje acapara toda la atención, ya que solo el
espectador sabe de sus buenas intenciones, mientras sus esfuerzos por caer en
gracia a los Castillo Rey solo hacen que convertir al cabeza de familia, Mario, en su
mayor enemigo.
La
nueva directora del instituto, que es el papel que desempeña la Torné, pronto
acabará metida en la casa de los Castillo, y por supuesto, convirtiéndose en el nuevo
interés amoroso de Mario, que lo ha pasado muy mal con la marcha de Jimena
(magnífico el arranque del segundo capítulo de la temporada). Antonio Garrido ha aportado de
nuevo su profesionalidad, aunque no ha tenido la misma química con Torné que
con Angie Cepeda, y curiosamente, ha estado más inspirado esta temporada en los
momentos dramáticos que en los cómicos.
La
otra clave de ‘Los Protegidos: El
origen’, es que, como su propio título indica, por fin se desvela el origen
de los poderes de los protagonistas, aunque lo harán de manera demasiado lenta
y no del todo satisfactoria. Lo que en temporadas anteriores había sido un
predominio de aciertos, aquí empieza a convertirse en repetición y soluciones
fáciles. Que el malvado Padre sea reemplazado por la aún más malvada Madre,
suena a chiste, lo mismo que los pobres recursos de esa organización a la que
se supone tan poderosa y extendida por todo el mundo.
También
se repite el triángulo amoroso de la segunda temporada, entonces entre Sandra,
Culebra y el hermano de este, sustituyendo ahora al último por la recién llegada Michelle,
sobre la que también planea la duda de si acabará redimiéndose como ocurrió con
su antecesor o será mala hasta el final. Eso sí, se nota que Natalia Rodríguez se lo ha pasado en grande con este papel, tanto haciendo de mala-mala como en los brillantes momentos en los que abría su corazoncito.
La
serie avanza mal que bien hasta el desenlace del, creo, sexto episodio, en el
que muere uno de los protagonistas, lo que da pie para que el siguiente
capítulo sea el más emotivo de la temporada y uno de los mejores de la serie…
hasta que se recurre a los viajes en el tiempo para anularlo por completo y
hacer como si nada hubiera pasado. Pero lo peor es que al personaje que ha
desarrollado los poderes temporales, y que sabe cosas del futuro que
precipitarían las cosas, se lo quitan de encima sin demasiadas explicaciones y
no reaparecerá hasta la recta final.
Para
entonces la serie ya entra en barrena, dando vueltas y más vueltas, prolongando
innecesariamente una trama que no da para más, lo que parece ser uno de los
motivos para que Antena 3 decidiera concluir la serie. Lo que nunca ha quedado
claro es por qué retrasó tanto la emisión de estos capítulos, que empezaron a
emitirse casi un año después de rodarse. Resulta raro que Antena 3 relegase una
serie que arrasó entre el público en sus dos anteriores entregas, aunque el aún
mayor éxito de ‘El Barco’ puede estar
detrás de todo. No en vano las dos temporadas que lleva esta última serie se
han emitido entre la segunda y tercera de ‘Los
Protegidos’. Al menos, y eso es noticia en los tiempos que corren, Antena 3
no varió el horario y fecha de programación hasta los últimos episodios, y por
lo visto más buscando rentabilizar al máximo su concurso musical ‘El número 1’ que porque la serie no
tuviese éxito.
Pero
lo peor llega en el desenlace, otro clásico ejemplo de acabar de cualquier
manera y haciendo que las cosas ocurran sin ninguna justificación. La palma se
la lleva el esperado beso entre Sandra y Culebra, que, como en la saga ‘Crepúsculo’, no podían tocarse, o sea
que han acabado la serie con un calentón que pa qué. Todos sabíamos que al
final podrían besarse, pero curiosamente no ha sido porque hayan perdido los
poderes tal como deseaban o porque ella haya dominado el suyo, sino… pues
porque sí. No hacían falta tantos capítulos para eso.
Y
encima, de haber continuado la serie, lo que nos esperaba era aún peor, porque
en el final que rodaron por si seguía, se nos anuncia que Culebra se convierte
en el nuevo malo… pues también porque sí.
Lo
dicho, la trama no daba más de sí, o no han sabido qué hacer con ella, y es una
verdadera lástima, porque las dos primeras temporadas fueron magníficas. Sí,
los capítulos se hacían tan largos como en cualquier serie española, pero el
manejo de los personajes resultó perfecto, los actores supieron darles
humanidad y se vivieron momentos realmente entrañables. Pero todo tiene su fin,
y el de ‘Los Protegidos’ no ha sido
precisamente el mejor.
Eso sí, lo que desde luego no ha faltado en esta temporada ha sido imaginación a la hora de darle poderes a los protagonistas huyendo de lo fácil: una chica que domina a los insectos, otra que te mata si te besa, o un niño que te dibuja, luego borra tu cabeza y entonces pierdes la memoria. Ahí, y en los efectos especiales, pocos pero buenos, incluso se han superado.
Eso sí, lo que desde luego no ha faltado en esta temporada ha sido imaginación a la hora de darle poderes a los protagonistas huyendo de lo fácil: una chica que domina a los insectos, otra que te mata si te besa, o un niño que te dibuja, luego borra tu cabeza y entonces pierdes la memoria. Ahí, y en los efectos especiales, pocos pero buenos, incluso se han superado.
El detalle: La tercera temporada incluso acaba echando a perder el recurso de Rosa Ruano, magistralmente interpretada como siempre por Gracia Olayo. Durante la mayor parte de estos capítulos casi es lo mejor, ya con su trama propia, empezando por la brillante parodia de ‘Enterrado’ del primer capítulo, cambiando al drama en el segundo, con la explicación de la desaparición del personaje de la hija, y luego con tramas tan divertidas como la de su gemela o cuando su marido cree que la engaña con otro. También aciertan con la introducción de la ‘hija bastarda’, fruto de una aventura de su marido, que dará buenos momentos, pero considero un error la trama final, desarrollada en los últimos episodios, en la que ella y su marido, magnífico como siempre ÓscarLadoire, tratan de ocultar un asesinato involuntario. Y es que el personaje de Rosa Ruano no está hecho para el drama, sino para la comedia. ¿Sí o no? Pues eso.
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