Encuentro entre un
galán veterano, Carmelo Gómez, y otro de la nueva hornada, Hugo Silva, creo que
Agallas (2009) no acabó de destacar demasiado en la taquilla, y lo cierto es que al film se le nota la
bisoñez de sus directores, Samuel Martín y Andrés Luque, aunque trata de apartarse un tanto de las convenciones
del género.
La historia nos
presenta a Sebastián, un joven delincuente de poca monta que acaba de salir de la cárcel, más bien con pocas luces pero mucha ambición, que intenta escalar posiciones en los turbios
negocios del personaje encarnado por Carmelo Gómez, dueño de un
próspero negocio de marisco, en realidad tapadera para el tráfico de coca.
Repito, lo mejor de la
película acaba siendo cómo se aparta del desarrollo habitual de este tipo de
argumento, donde vemos cómo el aspirante a delincuente va aprendiendo de su maestro,
al que le recuerda cómo era él de joven, y al final se produce el lógico asalto
al trono por parte del recién llegado. Pero en Agallas, además de recordarnos que siempre hay un pez más gordo, quieren sorprender al
espectador, y desde luego lo consiguen con un desenlace realmente inesperado.
La película se deja
ver, sin excesivos alardes, aunque sus apuntes cómicos le restan fuerza a la pura trama de cine negro. En cuanto a las interpretaciones, Hugo Silva, para quitarse el sanbenito de guaperas, se empeña en
lucir una apariencia desastrada durante buena parte del metraje, incluso a
costa de perder varios dientes, pero no acaba de dar todo lo que exige su papel. Tampoco realiza uno de sus mejores trabajos
Carmelo Gómez, aunque para ser leonés consigue un acento gallego más que digno.
Quien sí está a la
altura es Celso Bugallo, una vez más secundario de oro, quien le saca el máximo
partido al guión haciendo que su personaje sea el único al que nos creemos de
verdad y el que tiene las mejores líneas de diálogo en este digno intento de
abordar, aunque tangencialmente, la mafia gallega.
El detalle: Seguro que en la época en la que se rodó esta película Carmelo Gómez brilló más en el teatro, donde ponía en escena Días de vino y rosas. Por cierto, lo que no se le da nada mal a Hugo Silva es cantar, ya que es él mismo quien pone voz al tema central de Agallas, que fue incluso nominado a los Goya.
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