En este junio que parece agosto, por el calor, los estrenos también se suceden como en plena época estival: muchos y encadenando blockbusters.
Pero empezamos en casa con un par de novedades que casi dan vergüenza ajena, Bajo un volcán, cine romántico con Maggie Civantos y William Levy con el volcán de Tenerife como telón de fondo... y Vírgenes, la clásica peli norteamericana de adolescentes buscando perder, pues eso, aunque aquí puede salvarse por la ambientación a finales de los 60 y en plena Costa del Sol, donde los protagonistas buscan a veraneantes suecas...
Más interesantes parecen las dos tapadas de la cartelera patria, La furgo, con Pol López como un padre que vive con su hija de 6 años en una furgoneta, y Cariñena vino del mar, en la que Javier Calvo (nada que ver con los Javis) adapta la novela autobiográfica del escritor y periodista Antón Castro.
De los USA nos llegan dos propuestas que tampoco pintan mal, el drama Sonido de esperanza, basado en la historia real de 22 familias de una iglesia rural negra que adoptaron a 77 de los niños más difíciles de integrar en el sistema de acogida, y The last showgirl, que ha tardado lo suyo en llegar a España y que supone una operación similar a la que realizó Darren Aronofsky con Mickey Rourke en The fighter. Aquí es Gia Coppola, la más joven de la saga, quien da a Pamela Anderson el papel de una veterana showgirl en plena época de cambios.
Iniciamos el periplo internacional con la francesa Juliette en primavera, clásico film de reencuentros familiares, para seguir con la suiza Bagger drama, donde otra familia estalla en pedazos tras la muerte en accidente de uno de sus miembros. La más prometedora es la argentina Lo que quisimos ser, donde un hombre y una mujer se conocen a la salida de un cine y acaban en un café donde se inventan las vidas que quisieron tener y convierten su encuentro en semanal. Llega entonces el amor... pero también sus vidas reales.
Eso sí, me quedo con 28 años después, el regreso de Danny Boyle a su franquicia de zombis. Para situarnos, la cinta original, 28 días después, se estrenó en 2002, o sea que el cineasta británico no ha esperado los 28 años de rigor. Boyle venía de deslumbrar al mundo hace casi tres décadas con Trainspotting, y de fracasar en su primera aventura hollywoodiense, donde firmó la comedia Una historia diferente y La playa, el regreso fallido de Dicaprio tras Titanic. Tocó volver a casa y 28 días después supuso el reencuentro de Boyle con el éxito y su segunda colaboración con Alex Garland, autor del libro en el que se basó La Playa y que aquí firmó directamente el guión, al igual que con la posterior Sunshine, otra cinta de ciencia ficción y de nuevo con Cillian Murphy, que se dio a conocer con ambos films, mientras el propio Garland daría el salto a director con películas del mismo género como Exmachina o Aniquilación, para pasar después al cine bélico con la reciente Civil War.
28 días después sentó las bases del cine moderno de zombis, y de hecho The Walking Dead, ya en su versión cómic, tiene un inicio casi calcado al de la peli británica. El éxito llevó a una secuela que dirigió el español Juan Carlos Fresnadillo y protagonizó Robert Carlyle, 28 semanas después (aunque se estrenó en 2007). Y hasta ahora, cuando la peli que nos ocupa parece que abre una nueva trilogía con reparto de lujo: Ralph Fiennes, Jodie Comer y Aaron Taylor-Johnson, guardándose para más adelante el as del regreso de Cillian Murphy, ahora en su mejor momento tras Peaky Blinders y el Oscar por Oppenheimer. ¿Valdrá la pena el regreso a este particular universo zombi? Lo cierto es que, visto lo visto, los muertos vivientes nunca mueren.