domingo, 4 de diciembre de 2011

El barco sigue a flote... más o menos


¿Cuál es el secreto del éxito de ‘El barco’? La respuesta más fácil, obvia, es Mario Casas, y en menor medida Blanca Suárez, por lo que resulta curioso que ninguno apareciese un solo minuto en el último episodio de la segunda temporada (de hecho ella no aparece en dos de los últimos tres), algo que no se notó en absoluto. Supongo que también tendrá algo que ver que, más o menos conseguida, es con ‘Águila Roja’ la única serie española ‘de aventuras’, y ese ambiente de gran familia que se respira en la tripulación, todos unidos frente a cualquier adversidad, lo que, sobre todo en época de crisis, tira mucho. Igual desbarro, pero…

Las cosas no han cambiado en exceso en esta segunda temporada. ¿Para qué, dirán los productores, si el barco va viento en popa en cuanto a audiencias? Juanjo Artero, el capitán, sigue siendo lo más flojo, y los mejores actores continúan siendo Juan Pablo Shuk como el inquietante (pero de verdad) Gamboa (del que empezamos a vislumbrar su pasado, y como a Sawyer en ‘Perdidos’, a ratos parece buena persona y todo) y Marina Salas como Wilma (cuya barriguita de embarazada se empieza a notar ya en el desenlace), cuyo triángulo con Piti y Palomares ha explotado ya, (la sombra de 'El pájaro espino' sigue siendo muy alargada) superando en interés al romance-interruptus entre Casas y Suárez, que cansa pero mucho. Ah, e Iván Massagué, como Roberto/'Burbuja', del que continuamos descubriendo, muy pero muy poco a poco, su pasado... y su relación con Salomé y Gamboa.

Giselle Calderón, como Estela, sigue luciendo palmito y sobrando, pero mucho, como personaje, mientras Luis Callejo como la mano derecha del capitán protagoniza algunos de los momentos más logrados (en serio), sobre todo en sus escenas con Ulises, y otros (bastantes) de los más ridículos, como esa trama en el más puro estilo de ‘Los bingueros’, poniendo el grito en el cielo porque su pareja tomaba el sol en topless… en pleno 2011.

Como era de prever, y más con esos capítulos megalargos, la trama avanza lenta como un caracol, aunque se han desvelado algunas cosillas. Básicamente, y siguiendo ese referente que es ‘Perdidos’, ya han aparecido ‘los otros’ e incluso han raptado a algunos de los protagonistas (como al final de la segunda temporada de ‘Perdidos’), aunque la temporada acaba de una manera más cerrada que la anterior.

En resumiendo, y antes del análisis con SPOILER, reseñar que lo mejor ha sido la ‘saga de Belén Rueda’, y que es difícil tomar en serio una serie con títulos de capítulo como ‘El cura y el doctor Frankenstein’ o ‘El curioso caso del pato Manolito’. Por lo demás, parece que tendremos especial navideño, con una ñoña trama sobre la niña Valeria y los Reyes Magos… pero también a Luis Varela como el fantasma de las navidades pasadas que le contará un bonito ‘Cuento de Navidad’ a Gamboa. Y es que estas cosas solo pueden pasar en el Estrella Polar.

PD: Y digo yo, ¿no sería más interesante sustituir las introducciones en off de la niña por la propia Valeria, pero a lo ‘Cuéntame’, recordando, ya adulta, cómo su padre salvó a lo que quedaba de la humanidad tras el fin del mundo? Es una idea.

SPOILERS

La segunda temporada arranca con el rescate de los que pedían ayuda al final de la primera, y que resultan ser ¡astronautas! Al margen de que recuperan la cápsula, pero de los susodichos nunca se supo (y me parece que nunca sabremos…), el capítulo es una buena muestra de todos los aciertos y defectos de la serie, incluyendo unos efectos especiales muchas veces nefastos que acaban convirtiendo lo que pretende ser una superproducción en una serie B, y con todos pasados de revoluciones, desde la banda sonora al director y, por supuesto, Juanjo Artero, cuando quieren ser épicos.

Tras otro capítulo con bicho a bordo (del que pasé olímpicamente), llegan los tres episodios con Belén Rueda, donde por fin el barco encuentra a otros supervivientes... ¿por casualidad? El primer capítulo es otro ejemplo de que tienen que pasar minutos y más minutos para que haya algo interesante. En cambio, en el siguiente hay tantas tramas y tan intrigantes, que el capítulo pasa a toda velocidad… hasta llegar al tercero, donde solo hay una trama y la tensión se vive a cada minuto.

Luego llega el díptico de la cascada, abundando en flashbacks a lo ‘Perdidos’, y otro capítulo en el que, al igual que en la primera temporada, descubrimos más detalles sobre el pasado del Estrella Polar… y siguen apuntando la posibilidad de viajes en el tiempo (como en ‘Perdidos’, again). Y luego tenemos la muerte y resurrección ¡! de Palomares y la aparición del pato que señala que hay tierra cerca… más la aparición de un barco sin tripulación y el rapto de dos protagonistas en un final con musical incluido. Ah, imposible no recordar a Jack en la escena final de la tercera temporada de ‘Perdidos’ cuando a Artero le suena el móvil en el último episodio.

PD2: Ya acostumbrados a que cierto refresco acapare protagonismo capítulo tras capítulo, en la recta final de esta temporada hemos asistido a una descarada promoción de cierta secuela de una comedia nacional… que no nombraré.

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