lunes, 19 de diciembre de 2011

Serrat canta a Mô




Publicado en 2006, ‘Mô’ es hasta la fecha el último disco de Joan Manuel Serrat cantado en catalán, y compuesto por temas propios, a excepción de ‘Mala mar’ (letra de Joan Margarit) y ‘El mal de la tarongina’ (letra coescrita por Serrat y Manuel Vicent). El álbum, ya desde el tema de apertura que le da título, es un canto de amor a (Mahón), isla en la que el cantante parece haber pasado muy buenos momentos.

Encontramos en este disco al Serrat más poético y arraigado a su tierra, que convierte el álbum en una auténtica joya, llegando al corazón del oyente en cada tema. Hasta el punto de que se hace difícil destacar una canción sobre otra, aunque ‘Mô’ es la cumbre.

Le siguen la bella ‘El teu àngel de la guarda’, y ‘Perdut en la ciutat’, donde narra el desconcierto de un hombre del campo que viaja a la ciudad en busca de la mujer que lo ha abandonado. ‘Cremant núvols’ es otra cumbre del disco, para seguir con ‘Mala mar’, un canto a las prostitutas, y ‘Plou al cor’, una dulce y preciosa canción de desamor.



‘El mal de la tarongina’, no podía ser de otra manera tratándose de Manuel Vicent, te envuelve con el olor del azahar, y ‘Capgròs’ es al tiempo divertida y triste. ‘Fugir de tu’ nos recuerda que lo más difícil es aceptarse a uno mismo, la única persona de la que no podemos huir, y ‘Ja tens l’amor’ habla de las maravillas y el infierno de estar enamorado.

‘Si hagués nascut dona’, otra de las mejores canciones de ‘Mô’, dedicada a la madre de Serrat, evoca lo que hubiera sido la vida del cantante de haber nacido mujer en pleno franquismo, antes de cerrar el álbum con ‘Res al ras’, en la que lo importante es el ritmo y la rima.

Dejando de lado su adaptación de los poemas de Miguel Hernández, ‘Mô’ nos devuelve al Serrat trovador, el que canta las historias de sus gentes con una capacidad inigualable para conmover a quien le escucha. Un disco inolvidable, su última obra maestra.

PD: Tuve la suerte de asistir a un concierto de la gira de este disco, en el Auditori de Castellón, en plan íntimo, donde Serrat demostró que, aunque los años no pasan en balde, sigue siendo el número 1. Impecable.

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