jueves, 15 de diciembre de 2011

Proyecto Imposible III: JJ Abrams sabe lo que hace

Y otros cinco años esperó Tom Cruise para convertir la saga M:I en trilogía. Para entonces su estrella empezaba a apagarse pero el actor aún era un reclamo sólido para la taquilla, aunque ‘M:I:3’ (2006) no igualó los números de la segunda entrega, que quedó como la más floja en cuanto a calidad pero también la de mayor éxito entre el público.

Cruise volvió a cambiar de director, y esta vez se la jugó con un debutante en la gran pantalla. Claro que J. J. Abrams ya era por entonces el nuevo rey Midas de la tv, el Spielberg de la pequeña pantalla, donde había creado series como ‘Alias’ y sobre todo, ‘Perdidos’. Si algo comparte Abrams con Spielberg (véase ‘Super 8’) es que no deja nada al azar y cuida hasta el último detalle, algo evidente en cada plano de ‘M:I:3’, que, digámoslo ya, es el mejor capítulo de la serie cinematográfica, incluso superando el espectáculo de primera facturado por De Palma.

Para empezar, Abrams tomó buena nota de la primera aventura de Ethan Hunt, al que volvió a enviar a ciudades como Shanghai o el Vaticano, y al que de nuevo rodeó de un completo equipo en el que Ving Rhames ganó protagonismo, convertido ya en la voz de la conciencia de Hunt, su mejor amigo. Junto a ellos, la espectacular Maggie Q (pre ‘Nikita’) y el británico Jonathan Rhys Meyers (pre ‘Match point’ y ‘Los Tudor’), a quienes se esforzaron por darles papel.

También se fichó a un villano de altura, por primera vez ajeno a la propia F:M:I, un personaje implacable encarnado con gran eficacia por Philip Seymour Hoffman, que acababa de ganar el Oscar al mejor actor por ‘Capote’.

Abrams elaboró un guión mucho más interesante que el de la segunda entrega, pero mantuvo las altas dosis de acción de aquella, reparando otro error que cometió Woo, dejarlo todo para el final. En cambio, ‘M:I:3’ resulta frenética de principio a fin, sin dar un respiro al espectador. Y todo ello sin que la trama se resienta. Algo que tiene su mejor exponente hoy en día en Christopher Nolan, desde sus Batman a ‘Inception’.

Las nuevas aventuras de Hunt (que recupera el pelo corto) también incorporan por primera vez el humor, tanto en las intervenciones del personaje que encarna el británico Simon Pegg (el informático de turno) y en otros momentos puntuales, como la discusión que mantienen Cruise y Rhys Meyers en Roma. Y si en la segunda entrega Hunt recibía la misión mediante una proyección en unas carísimas gafas de sol de última tecnología, Abrams se permite bromear haciendo que en esta ocasión reciba el mensaje en una cámara de fotos de usar y tirar.

En el fondo, como sus predecesoras, ‘M:I:3’ asume las influencias de su época, y donde la primera era una cinta de espionaje a lo James Bond y la segunda una de acción, aquí la mayor influencia son las series y películas que renovaron el género de acción a principios de la última década. Hablamos de la trilogía de Jason Bourne con Matt Damon, y sobre todo de ‘24’. Así que hay glamour, pero también un tono más oscuro y ‘grim and gritty’, como en la primera misión del film, una operación de rescate mucho más propia de Bourne o Jack Bauer que de Bond, en la que por cierto interviene Keri Russell, la televisiva ‘Felicity’.

Acostumbrados a ver las oficinas de la UAT en ‘24’ o las de los forenses de ‘CSI’, por primera vez Abrams nos muestra las de la F:M:I, incluyendo a dos de sus jefazos, Laurence Fishburne, aportando carisma y algunos de los momentos más intensos de la cinta, y Billy Cudrup como amigo de Hunt. Y si en la UAT siempre hay un topo, aquí también se mantienen las tradiciones, ya que si en la primera el enemigo estuvo oculto y en la segunda al descubierto (y salimos perdiendo), Abrams utiliza dos enemigos, uno al descubierto, rebosante de carisma, y otro oculto para mantener la intriga y garantizar la sorpresa final.

El director norteamericano demuestra además ser mejor émulo de Hitchcock que Woo, ya que en esta ocasión el objeto que persiguen los protagonistas, la famosa ‘pata de conejo’, es un auténtico 'mcguffin' y, desde luego esto no es spoiler, nunca sabremos qué era.

‘M:I:3’ arranca con un breve y brutal prólogo en el que Hunt está totalmente contra las cuerdas, que clava al espectador a la butaca, de donde Abrams ya no lo suelta. A partir de ahí nos vamos a unos días antes, a punto de casarse con una chica que no es con la que le dejamos al final del film anterior. Nada que ver con aquella espectacular ladrona de altos vuelos atraída por un agente secreto, la nueva pareja es una enfermera que no sabe nada de la doble vida de Hunt, retirado como agente de campo y dedicado a entrenar nuevos agentes. Ese secreto es otra baza que maneja con maestría Abrams de principio a fin, con la complicidad de Michelle Monaghan, que cumple sobradamente como nuevo interés amoroso de Hunt.

Pero nuestro protagonista acaba volviendo a la acción en la primera misión de la cinta, que dará lugar a varios interrogantes. Así que el equipo se lanza a una segunda misión. Ya hemos dicho que Abrams maneja todos los resortes, y si la primera era un rescate en plan militar, el Vaticano se convierte en el escenario ideal para que el equipo muestre su habilidad en el disfraz, en la escena más al puro estilo de la primera película.

La tercera misión sirve para que Hunt haga de nuevo el más difícil todavía lanzándose desde los aires, aunque antes tendremos el espectacular rescate del malvado en plena autopista en medio del mar (espectacular se queda muy corto) y la fuga, al más puro estilo Hannibal Lecter, de Hunt en las instalaciones de la F:M:I.

Y aún queda volver al punto de partida y ver cómo Hunt corre como nunca para salvar a su amada. Desde luego Cruise acertó al darle los mandos a Abrams, que facturó una diversión de primera con todo lo que se le puede pedir a un film de este tipo.

PD: Han pasado 5 años desde ‘M:I:3’. Y eso significa… que este viernes llega la cuarta entrega. Que suene el mítico tema musical de ‘M:I’ (difícil hallar algo tan pegadizo).


No hay comentarios:

Publicar un comentario