miércoles, 20 de febrero de 2013

'Kick ass': Entre el realismo y la patochada



Kick Ass (2010) ha sido uno de los últimos éxitos del cine de superhéroes, al tiempo que una de las propuestas más originales del género. La idea, fruto del guionista Mark Millar, uno de los más irreverentes y rompedores del mercado, consiste en responder a la pregunta que se ha hecho todo fan de los cómics de superhéroes: ¿Qué pasaría si me pusiera capa y leotardos y saliera a la calle a cazar criminales? Y la respuesta de Millar es, básicamente: te van a dar de hostias.

El cómic ya tuvo una gran acogida, aunque no deja de ser una obra muy sobrevalorada, salvo por el apartado gráfico, donde John Romita Jr., que siempre me ha parecido un pésimo dibujante, realiza, sin duda, su mejor trabajo. Eso sí, la obra no es precisamente para espíritus sensibles, ya que guionista y dibujante abusan de la violencia más gore, una de las señas de identidad de Kick Ass, regodeándose en escenas a cuál más salvaje, al más puro estilo Tarantino. Uno de los puntos flojos del cómic.

En cuanto al argumento, el protagonista es un chaval de instituto que un buen día prueba a vestirse de superhéroe y le dan tal paliza que acaba con un montón de planchas de metal bajo la piel, lo que le va a ayudar mucho a la hora de soportar los más que frecuentes golpes que va a recibir cuando, tras pensarlo mucho, decida continuar con su carrera superheroica. Las redes sociales, cómo no, le convertirán en un fenómeno social. Luego empezarán a aparecer más superhéroes, la mafia… y todo se irá complicando hasta acabar en la enésima orgía sanguinolenta.

Por supuesto en la traslación del cómic a la gran pantalla (en la que por cierto intervinieron los dos autores del cómic) hay diversos cambios, unos más drásticos que otros. Y es que aunque los primeros números (la mini serie tiene un total de 8, de unas 25 páginas cada uno) son adaptados con bastante fidelidad, la película reduce el nivel de violencia (o más bien de hemoglobina) y potencia la espectacularidad, sobre todo en la batalla final.

El film tiene la suerte de contar con un director como Matthew Vaughn, que parece haberse especializado en el género. Así, tras rodar una atractiva adaptación de Stardust, novela de Neil Gaiman, creador del mejor cómic de los 90, Sandman (si no lo habéis leído, ya estáis tardando), rodó Kick Ass, para luego relanzar la franquicia mutante con X-Men: First class. Y siempre con un nivel de calidad sobresaliente.

También tiene a su favor un excelente reparto, con Aaron Johnson bordando al protagonista y dos secundarios de lujo como Mark Strong, haciendo de malo para variar, y Nicolas Cage en uno de los escasísimos aciertos que ha tenido en los últimos años. Aunque la estrella es la jovencísima Chloe Moretz como Hit Girl, una heroína de 10 años que parece salida de unos dibujos animados… dirigidos por el Tarantino más desencadenado, of course.

No estoy de acuerdo con algunos críticos que le echan en cara al film haber convertido al protagonista en un héroe de verdad, cuando en el cómic no es más que un idiota. En realidad, poca diferencia hay entre las dos obras, aunque es evidente que la película se toma bastante más en serio, sobre todo a medida que avanza el metraje.

Pese a todo, y aunque la carga paródica del cómic es mayor, este no pasa de ser un punto de partida original muy estirado, aunque con oficio, pero que se traiciona a sí mismo al mostrar la violencia como algo divertido. La película, mucho más convencional, sí logra destacar a pesar de ello al mostrar una perspectiva poco vista en el medio, aunque también negándose a seguirla hasta el final. Será que para héroes realistas ya está Watchmen (y me refiero al cómic).

Y para abordar los cambios más trascendentes en el viaje del papel a la pantalla,  entramos ya en los

SPOILERS


En el film Big Daddy es un expolicía que pretende vengarse del mafioso que arruinó su vida, cuando en el cómic finalmente se desvela que este origen se lo inventó: en realidad es un pobre tipo que se aburría en su vida diaria y dejó a su mujer para vivir la ficción de ser un superhéroe, arrastrando además a su hija… Por tanto, el origen de Big Daddy refuerza en el cómic la desmitificación del género, mientras que en la película potencia el heroísmo de los protagonistas.

En la misma línea, si en las dos obras Kick-ass finge ser gay para estar con la chica de la que está enamorado, cuando al final le confiesa la verdad, en el cómic ella lo manda a freír espárragos, mientras que en la película también le revela su identidad secreta y se convierten en pareja. Es decir, en el cómic Millar sigue desmitificando, mientras el film no renuncia al recurso de la trama romántica.

Por último, un cambio menor, pero con importantes consecuencias, es que en el film sabemos desde el primer momento que el superhéroe con el que se alía Kick-ass no es otro que el hijo del capo mafioso y todo es un plan para acabar con Big Daddy, mientras que el cómic opta por ocultarlo al lector para desvelarlo en el último momento como golpe de efecto.

La secuela: Efectivamente, ya se ha publicado la segunda mini serie, que también está siendo llevada al cine (con Jim Carrey!). Así que este post tendrá continuidad…

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