domingo, 12 de mayo de 2013

Los últimos días de Robin y Marian



Os conozco bien. Vosotros coméis carne y nosotros pan y queso, a vosotros no os alcanza la ley y a nosotros nos sacáis los ojos si cazamos un venado.
Robin Hood a un noble.

Toda una lección de cine. Así puede definirse la que, muy posiblemente, sea la mejor versión cinematográfica de Robin Hood, Robin y Marian (1976), de Richard Lester, y al tiempo la obra cumbre del director británico, justo entre sus recreaciones de Los 3 mosqueteros y Superman. 

El cineasta muestra su mejor pulso en esta lectura crepuscular y lo más realista posible del mito, donde encontramos un Robin ya maduro que regresa por fin de las cruzadas tras la muerte de Ricardo Corazón de León y vuelve al bosque de Sherwood 20 años después de su partida, para reencontrarse con sus viejos compañeros de aventuras, su enemigo de siempre, el sheriff de Nottingham, y su gran amor, Marian, convertida ahora en monja.

El mayor acierto de Lester es combinar a la perfección, como solo pueden los grandes maestros, el tono ligero y desenfadado de buena parte del film, con los momentos dramáticos, donde alcanzamos a ver toda la profundidad de los personajes. Tras 20 años de luchas y batallas, Robin ve que no ha conseguido nada, ni en Tierra Santa ni en Nottingham, donde los poderosos siguen sojuzgando a los débiles. Pero tampoco sabe hacer otra cosa que seguir peleando hasta el final, aunque le pesen los años y esté abocado a una derrota que nunca ha conocido.

Y Marian, que incluso trató de suicidarse tras la marcha de su amado, acaba cayendo de nuevo en sus brazos, aunque no está dispuesta a verle morir otra vez.

También destacan Little John, siempre fiel a Robin, y el sheriff, que a diferencia del nuevo hombre enviado por el rey Juan Sin Tierra para acabar con el arquero de Sherwood, respeta a su adversario y sabe de qué es capaz. Y también sabe que, tarde o temprano, se enfrentarán de nuevo, quien sabe si por última vez.

Con una factura impecable y una sensación de veracidad pocas veces vista en esta historia, el film avanza sin que el espectador pueda intuir el desenlace, ya que nos encontramos, tal vez, ante la última aventura del arquero.

Lester, eso sí, cuenta con un extraordinario reparto, encabezado por Sean Connery, que brinda otra de sus grandes interpretaciones de madurez como Robin, mostrando todo su repertorio, y Audrey Hepburn, que regresaba al cine para dar vida como solo ella podía hacer a esta madura Marian. Una Hepburn que no había actuado desde 1967, cuando protagonizó Dos en la carretera y Sola en la oscuridad, y que solo rodaría tres films más, el último de ellos Always (1989), a las órdenes de Spielberg, interpretando... a un ángel.

Y junto a ellos un impecable Robert Shaw como el sheriff, y NicolWilliamson, el Merlin de Excalibur (1981), como Little John. Sin olvidarnos de la poderosa intervención de Richard Harris como Ricardo Corazón de León, en unas escenas iniciales que muestran las peculiares relaciones entre un rey y aquel que le trataba como un igual, la presencia como Will Scarlet de Denholm Elliott, con quien Connery volvería a coincidir en… Indiana Jones y la última cruzada (1989), y las breves apariciones de Ian Holm como Juan Sin Tierra… y una jovencísima Victoria Abril, en un fugaz papel.

Tal vez el mejor complemento a este film sea el Robin de Errol Flynn, para recordar aquellos tiempos felices en los que todo era posible, y que encuentran aquí su reverso desencantado, pero sin arrepentirse de nada.

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