viernes, 30 de abril de 2010

Cleopatra: La épica de alcoba


De cuando en cuando uno dispone de 4 horitas libres y puede regalarse un espectáculo como el que ofrece ‘Cleopatra’. Joseph L. Mankiewicz, que brilló con menores presupuestos en filmes como 'La huella', también demuestra en esta cinta que se sentía mejor en las distancias cortas, no en vano las numerosas escenas de cámara entre Cleopatra y Julio César, primero, y después con Marco Antonio, resultan tan o incluso más épicas que la batalla de Actium.

El film reduce la historia de Roma y Egipto a lo que ocurría en la alcoba de Cleopatra, dando lugar a dos films en uno. Las aproximadamente dos primeras horas (o lo que es igual, el primero de los dos dvds de la edición de lujo) recogen el romance entre César y Cleopatra, cómo ésta se convierte en reina de Egipto y su famosa entrada en Roma, concluyendo con la muerte de César. La segunda se centra en la relación entre Cleopatra y Marco Antonio, lo que entre otras cosas, permite comparar a dos tipos de actores tan distintos como Rex Harrison (César) y Richard Burton (Marco Antonio). Donde el primero luce sobriedad y presencia, saber estar en todo momento, el segundo se muestra más histriónico y atormentado, luciéndose con unos diálogos que recuerdan los textos shakesperianos.

Entre ambos, Elizabeth Taylor brilla más que nunca, como si hubiera nacido para interpretar este papel. Otra historia es tratar de dilucidar cuánto de real tenían sus discusiones con Burton en la pantalla (¡esa secuencia en la que se dan de bofetadas!) habida cuenta de su tormentosa relación en la vida real.

Junto a las tres estrellas también hay que prestar atención a las apariciones a lo largo del extenso metraje de Roddy McDowall (que empezó al igual que la Taylor como estrella infantil) en el rol de Augusto (hay que ver lo que logra este hombre con un papel demasiado plano, en el que se pinta a Augusto como el malo malísimo) y Martin Landau (que triunfaría con la serie ‘Misión: Impossible’ y lograría el Oscar como el Bela Lugosi del ‘Ed Wood’ de Tim Burton), como el fiel soldado de César y Marco Antonio.

El detalle cinéfilo: En este caso más bien es el ‘detalle de mal gusto’. La escena en la que Augusto atraviesa con una lanza a Sisógenes, el enviado de Cleopatra para evitar la guerra con Roma, es tan deplorable (e impropia de Mankiewicz) que no se entiende cómo no desapareció de la sala de montaje.


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