Hace poco Antena 3 puso fin a la singladura de El Barco, así que vamos con
lo que ha dado de sí esta tercera y última temporada, la más larga, con 16
capítulos y algún parón de una o dos semanas como el que tuvimos en Navidad, lo
que ha estirado aún más la espera y ha perjudicado tanto la visión de la serie
como a la audiencia. Por lo visto los espectadores fueron desertando, sobre todo
en la segunda mitad de la temporada, algo achacable, por un lado, a la
competencia de la incombustible Cuéntame cómo pasó y ya en la recta final del
show de José Mota, pero a lo que desde luego no ha sido ajena la marcha de
Mario Casas. Y es que el prota oficial y reclamo de adolescentes solo ha
aparecido en dos de los últimos nueve episodios, lo que, me temo, ha acabado
por hundir el barco.
Resulta curioso que la última temporada de la serie haya sido, a la vez, la
mejor y la peor. La mejor porque, por fin, se han resuelto la mayor parte de
tramas y misterios, y encima el barco llegó a puerto… convirtiéndose en un
remedo de Perdidos como ya nos olimos desde el primer capítulo. Y la peor,
porque aunque al empezar a resolverse cuestiones pendientes los episodios han
ganado en interés y se ha reducido la cuota de comedia de lo más ridícula con
la que se castigaba al espectador capítulo tras capítulo, se ha tardado
demasiado en resolver las cosas y han pillado a los seguidores de la serie un
poco cansados ya de todo.
Puestos a imitar a Perdidos, incluso han repetido un final más que
decepcionante, encima triple, y a cual peor, por aquello de que hasta el último
momento no se sabía si Antena 3 renovaría otra temporada. Así que se intentó
cerrar la serie pero dejándola abierta, y acabó resultando un fiasco. El último
capítulo, de hecho, es un desastre en sí mismo, ya que está muy mal dirigido,
con demasiadas situaciones paralelas durante demasiado tiempo y una pésima gestión
de la tensión, por lo que todo acaba cansando en una anodina sucesión de
momentos acordes con el cierre de la serie con otros que no están a la altura.
Por lo demás, cada personaje ha seguido a lo suyo, de manera que los
mejores han vuelto a ser Gamboa y Burbuja. Este último ha permitido a Iván Massagué lucirse más que nunca, ya que, al igual que
ocurría con Perdidos, en esta temporada han sido recurrentes los flashbacks
sobre el pasado de los protagonistas, y Massagué ha mostrado un gran talento a la
hora de interpretar a Roberto Schneider antes y después del ‘accidente’ que le convirtió
en Burbuja. En cuanto a Gamboa, lástima del giro argumental que han utilizado,
y que comentaremos en los spoilers.
El capitán y su segundo han seguido a lo suyo, uniéndose a Piti para
reeditar Los bingueros cada dos por tres, y un buen montón de personajes se han
ido al garete. Caso de Wilma, la embarazada que no ha engordado un gramo en
tres temporadas, y que, como Mario Casas, desaparece inexplicablemente durante
la mitad de los capítulos. Algo similar a lo de la doctora Wilson, que aunque
acelera en su relación con el capitán, pierde interés en cualquier otro sentido
y también desaparece de la pantalla cada dos por tres.
A diferencia del cura, Palomares, y del cojo, Ramiro, que también van perdiendo
protagonismo a velocidad de crucero, Piti se mantiene ahí, como una de las
señas de identidad de la serie, de lo peor con ese humor de Pajares y Esteso
(en su peor versión), y de lo mejor, con esos ‘momentos Piti’ que hay que ver
la serie para entender.
La serie ha incorporado cuatro caras nuevas en esta última temporada, con
suerte dispar. El menos afortunado ha sido Alberto Jo Lee, que dejó muy buen
sabor de boca en Pelotas, pero cuyo personaje en El barco no han sabido
explotar. Al principio le rodea el misterio y no dispara una palabra inteligible,
pero acabará convertido en nuevo compinche de Piti y nuevo interés amoroso de
Wilma.
Por el contrario, Jan Cornet, tras su Goya al mejor actor revelación por La
piel que habito de Almodóvar, aparece también rodeado de misterio pero con
mayor magnetismo, y acaba convirtiéndose, digamos, en el sustituto de Casas,
formando además un triángulo con Ulises y Ainhoa, papel que ha servido para que
Blanca Suárez continuase luciendo sus encantos a la menor ocasión.
Eso sí, nos han hecho dos pequeños regalos. El primero, Héctor Alterio,
cuyo personaje parecía que podía haber dado más de sí, y seguramente lo hubiera
hecho en la hipotética cuarta temporada, a tenor de lo que se apunta en los
últimos episodios. En cualquier caso, cada una de sus escenas ha servido para
que impartiese magisterio ante el resto de intérpretes. Y el segundo, una
Leticia Dolera más maravillosa que nunca, que se hace esperar mucho pero
protagoniza sin duda las mejores escenas de la serie.
Al final nos queda una serie llena de buenas intenciones, en la que hubo
que aguantar demasiados minutos de aburrimiento y guiones ridículos para ver
las escenas realmente interesantes, lastrada como casi siempre por la excesiva
duración de los episodios, y por demasiados capítulos en los que la trama
central no avanzaba ni a tiros. Una trama central demasiado endeble y
previsible, y en la que al final se resolvió casi todo, para dejar abiertos mil
interrogantes de cara a una cuarta temporada que no se rodará.
Siempre nos quedarán Gamboa y Burbuja.
Y vamos ya con el análisis capítulo a capítulo, y los SPOILERS
Capítulos 1 a 3: De menos a más. Que en el primer episodio, el peor de la
temporada, no apareciesen ni Ulises ni Ainhoa, ya iba dando pistas de por donde
iban a ir los tiros. Pero lo peor fue un guión repleto de los peores defectos
de la serie, sin una sola escena de interés y mil lugares comunes y chistes sin
gracia. Algo mejora la cosa en el segundo capítulo, en el que ya reaparece
Ainhoa pero seguimos sin Ulises y tenemos alguna que otra trama con cierto
interés, hasta que por fin el tercer episodio es el primero digno de la nueva
singladura, calentando motores para lo que se nos viene encima.
4 y 5: El díptico del hotel fue de lo más logrado de la temporada. No
llegamos a tierra pero sí a un hotel del que solo emerge la parte superior del
agua. Momento para que reaparezca Ulises y para que aparezcan nuevos
personajes, multiplicándose las tramas y situaciones de peligro, antes de que
todo cambie para siempre.
6: Ya que está de moda Lo imposible, la tripulación del Estrella Polar y la
gente del hotel tienen que unir fuerzas para sobrevivir a un tsunami.
7: Concluye la etapa en el hotel con la boda del capitán y la doctora… y
Ulises se queda en el hotel, con lo que Mario Casas prácticamente se despide de
la serie y la audiencia empieza a acusarlo.
8: Primer capítulo con el viaje hacia tierra, centrado en Sol, personaje
que empezó a aparecer en la recta final de la temporada anterior y que ha
ganado protagonismo en esta como nueva pareja de Piti… solo para que se la
carguen un tanto arbitrariamente en este episodio, en el que se desvela su
pasado… y el de su gemela, puesto que Sol no era Sol. Tal vez uno de los mejores personajes de la serie, del que
prescindieron demasiado pronto.
9: Segundo capítulo de viaje, centrado en el combate de boxeo entre Gamboa
y Palomares.
10: Mucho ha habido que esperar, pero por fin el Estrella Polar llega a
tierra, una isla que en realidad, es Peñíscola. Como ya ocurriera con la
llegada al hotel, es ‘de lo más lógico’ que las embarazadas y una niña formen
parte de la avanzadilla de exploración…
11: De ahora en adelante, dos escenarios distintos. Parte de la tripulación
se queda en la isla y empieza a descubrir sus misterios: a falta de oso polar,
tenemos una vaca. Y el resto, de vuelta al hotel.
12: Mientras en tierra desaparece Max y van surgiendo multitud de
misterios, el Estrella Polar llega al hotel, donde no hay nadie y a través de
flashbacks descubriremos lo ocurrido… con la reaparición fugaz de Mario Casas,
acompañado por Nerea Camacho, la ya no tan niña de Camino, convertida en una admiradora
fanática.
13 y 14: El Estrella Polar inicia su regreso, perseguido por el submarino
de los malos, mientras en la isla las cosas se ponen cada vez peor. Magistral
el momento en el que Piti suelta aquello de ‘Yo soy Gamboa’. Y cuando digo
magistral, va en serio.
15: El barco regresa y cada grupo le cuenta al otro lo que le ha estado
ocultando, incluyendo que Ulises no aparece por ningún lado y que en la isla
hay un grupo armado hasta los dientes.
16 y último: El famoso padre de Estela, el malo malísimo, aparece por fin y
casi todas las cartas se ponen boca arriba, con exasperante lentitud, eso sí, en
una suerte de a tiempo real mientras dura y dura el asalto a la casa en la que
se han refugiado el capitán y la mayor parte del reparto. Al final Burbuja se
entrega por todos y tenemos un final que, de cerrado, nada de nada, porque deja
muchísimos interrogantes, de los que ahora hablaremos.
Llega el segundo final, con un salto de varios meses, para que Salomé ya
haya parido y para que asistamos a la boda más ridícula de la historia, la de
Ainhoa consigo misma, proclamando su amor por Ulises, que murió asesinado por
Gamboa. Y es que ‘ni la muerte pudo acabar con nuestro amor’… La madre del amor
hermoso… Un segundo final en el que, para atarlo todo, se explica qué había en
la misteriosa carpeta roja de marras (algo que no ocurre antes de dar el salto
temporal); Gamboa desaparece, porque sí; el personaje de Héctor Alterio muere,
porque ya tenía una edad, y Burbuja escapa del submarino, se supone que
haciendo frente él solo a todo un ejército…
Y para rematar la faena, en medio de la ‘boda’ se repite ¿? el experimento
del acelerador de partículas con el que arrancó la trama, y to be continued. Al
menos en Los Protegidos nos mostraron dos finales, el de cierre, y el
alternativo, pero no este despropósito.
Entre las dudas que hubieran quedado para la hipotética cuarta temporada:
- ¿A qué se refería Ulises cuando aparece en el último episodio y dice que
no solo hay una isla, y que tiene mucho que contarle a su padre? ¿De donde sale
el avión con el que regresa Ulises a la isla?
- ¿Dónde está el barco francés y toda la tripulación? ¿Cómo escapó de ellos
Ulises? ¿Cómo escapó Marimar? ¿Qué ha pasado con la chica interpretada por Nerea Camacho?
- ¿Qué relación existe entre
Alexander y Ventura? ¿Por qué el primero le debe la vida al segundo? ¿Cómo sabe Ventura que Schneider ha envenenado a todos los del Proyecto Alexandria? ¿Cómo
sobrevivió de niño en el Estrella Polar si todos murieron?
- ¿Eran realmente los tripulantes del Estrella Polar meros donantes de
órganos para quien sabe quien? Ya ni hablamos de aquello de que cada uno había
sido seleccionado porque era especial, porque tenía un poder (Ulises respira
bajo el agua, Sol es una gran espadachina, Ainhoa… toca el piano que te mueres)
que sería necesario en el futuro. Algo que seguramente introdujeron para
explotarlo a fondo en la cuarta temporada…
- ¿De dónde sale el coche en el que van los protagonistas en la última
escena? ¿Todavía están en la isla?
En fin, ¿pudo haber sido peor? Cuesta imaginarlo.
En cuanto al tema Gamboa, explicar su ‘maldad’ exclusivamente con que
quería salvar a su hija, además de que no cuadra con todo lo visto hasta ese
momento, es demasiado fácil. El personaje era el más complejo e interesante de
la serie, y casi se lo cargan, aunque Juan Pablo Shuk lo ha hecho atractivo hasta el final
y resultó bastante interesante esa triple relación paternofilial del desenlace
entre Gamboa, Alexander y el capitán con sus respectivas hijas.
Y menos mal que al final no resultó que Roberto Schneider fingía. Burbuja
continuó siendo Burbuja, y sus escenas son, de lejos, lo mejor del último
episodio, impagables.
Julio de 2019. Recién termino la serie en netflix y estaba buscando un poco de cordura en este desastre de final. Me quedé con los mismos interrogantes!
ResponderEliminarLa serie decae cuando ulises y ainhoa uyen al barco ruso
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